lunes, 14 de abril de 2008

Untitled II

El post anterior me salió increiblemente largo, y de paso mis palabras se perdieron por caminos de mi pasado que no eran relevantes a lo que realmente quería decir.

Este post por el contrario es increiblemente corto. Comparto con Ustedes mi canción favorita, a la cual llegue por puras causas y azares. El tema es un clásico de la buena música y existen, literalmente, miles de versiones. Esta en particular le hace bella justicia al arreglo original. Ojalá disfruten de Manhã de Carnaval:

http://www.youtube.com/watch?v=_ieWwrmygbA

sábado, 12 de abril de 2008

Untitled

Música y eterno retorno son temas inagotables y en ese sentido quiero expresar mi sentido agradecimiento a todos Ustedes por compartir sus anécdotas, historias, sentimientos y vivencias conmigo (con todos nosotros). Durante todas estas semanas de silencio forzoso me he logrado nutrir de sus palabras.

Regresando al tema de la música, expreso mi envidia absoluta hacia Don Free por haber él tenido la oportunidad de interactuar con tantos grandes artistas que yo si acaso he visto de lejos y apretujado por las masas en concierto.

De paso, quisiera avanzar una hipótesis bien arriesgada que valdría la pena comentar si Uds tienen tiempo:

El camino tortuoso de los gustos musicales termina llevandonos, inevitablemente, a los ritmos afro cubanos.

La hipotesis tiene un corolario:

Junto a la immersión en Guaguanco, Son, Montuno y otros, nos llega mágicamente la influencia Brasilera, así salida de la nada, quizás de la mano de un Luis Bonfá, o un Vinicios de Morais, disfrazados de nombres más recientes y reconocidos.

Tarde o temprano terminamos seducidos por Cuba y Brasil.

Y para empezar la discusión cuento mi historia personal, y de paso explico el porque de mi fanatismo absoluto por la música de Ruben Blades.

Advertencia, este post es bastante largo, asi que aún tienen tiempo de escapar.

Mi niñes estuvo acompañada de Joan Manuel Serrat y Leonardo Favio. En ese punto no tuve nada que hacer, ellos eran los favoritos de mi padre quien los escuchaba frecuentemente, en particular los fines de semana. El hecho de que ni nombre sea Leonardo nunca fue una sorpresa para mí, desde niño supe que tenía que estar relacionado con el cantante, sospecha que fue confirmada años después cuandos supe de la amistad de mi padre con el artista durante los años en que este último vivió en mi ciudad natal.

Por extension, por esa ley de la vida que dice que todos los hombres terminanos pareciendonos a nuestros padres, amo a Joan Manuel y a Leonardo Favio. Nada que hacer, todo un anacronismo al menos para la generación a la que pertenezco.

Ese forzado inicio musical me marcó para siempre, ya que con el paso del tiempo me fue muy difícil asimilar la música popular en general, nunca le pude encontrar la belleza y la fuerza que Serrat por ejemplo le daba a sus canciones. Por supuesto que en las familiares fiestas decembrinas no faltaba la música para bailar, que en el caso de mi amada Colombia, eran la cumbia (original), paseo, porro y vallenato. En mi ciudad natal, situada en medio de lo queda de los Andes cuando entra a Colombia, no se escuchaba la Salsa ni el Merengue, esos ritmos exóticos no lograban penetrar la infranqueable barrera del proteccionismo económico muy de moda en esos años en las naciones de América Latina.

Así pues que la oferta musical de mi niñes estaba entre Serrat y la Cumbia. Y por más que hacía un esfuerzo mental en rechazar esa música africana, nunca pude. Esos tambores eran hipnóticos, mi cuerpo obedecía a sus instrucciones, era imposible resistirse a bailarla. Desde esos años tempranos mi sangre africana (que en algún lado debo tener) ya se hacía sentir. Suelo bromear cuando afirmo que hay una conexión entre los genes y la música, en particular cuando estoy en compañía de una querida amiga bióloga que se pone roja de la rabia cada vez que menciono esa herejía.

El Rock llega con fuerza, en particular a mi generación, y ese subversivo cultural que llevamos dentro me hace cortar con mis raices, y entregarme al sonido bestial (no al de Ricardo Ray y Bobby Cruz). Afortunadamente a mi me tocó la última fase del Rock cuando ya estaba rayando en virtuosismo, en particular a la cabeza de una banda como Metallica. Esa etapa la disfrute muchisimo aunque duró poco tiempo.

Hago un parentesis. En Colombia (no sé si en el resto de América Latina tambien) existía una ley no escrita que decía que todo familia debía tener al menos 10 hijos. Se pueden imaginar entonces que con más de veinte tíos y treinta primos hay mucha tela para cortar. Mi familia tenía de todo: ingenieros, economistas, monjas, hippies, estafadores, proxenetas y por supuesto contrabandistas.

Uno de esos queridos tíos contrabandistas se especializaba en música, y es así como en unas vacaciones en casa de mi abuela en 1985, descubrí a Buscando America, un album que apenas vino a circular legalmente en Colombia alrededor de 1991 (ocho años después de lanzado). Ya mencioné mi obsesión con Todos Vuelven, pero el album completo es una joya, incluso el único tema con formato para radio: Decisiones, es agradable y está muy bien realizado.

Buscando América produjo un cambio radical en mis actitudes de adolescente malcríado. Por una parte, una canción llamada El Padre Antonio y su Monaguillo Andrés le dió una bofetada total a mi indiferencia con el conflicto interminable en Centroamérica. La canción me tomó por sorpresa, aunque sabía que era alegórica, soló vine a identificar al personaje real hacia el final de los coros cuando Ruben responde:...

suena la campana.... por un cura bueno...
suena la campana.... Arnulfo Romero...

Ese tema me arranca lagrimas aún hoy en día. El asesinato de Monseñor Romero me duele en el alma cada vez que lo recuerdo.

De otra parte, la fusión musical en el Album de ritmos antillanos, brasileros y centroamericanos, abrió una puerta que jamás se ha cerrado. Rubén Blades me hizo descubrir un mundo entero con tan solo siete canciones. Un mundo no solamente musical, sino también lleno de inquietudes políticas, de denuncia, de injusticias, y me dió una buena idea del estado de América Latina, que de otra forma no hubiera podido adquirir debido a la propaganda oficial de derecha que existía y aún existe en nuestro continente (y en particular en mi amada Colombia).

Desde ese día me dediqué a seguirle la pista a Rubén, a encontrar sus producciones anteriores, una tarea titánica aún con conexiones en el bajo mundo. El único album que legalmente circulaba en Colombia era Siembra, esa magistral producción donde esta Pedro Navaja, Plástico, Siembra, Buscando Guayaba y otras más. Ese álbum a diferencia de Buscando America, es salsa pura, de la brava, todas las canciones son para bailar (aunque Ruben se las arregla para enviar un par de críticas sociales con Siembra y Plástico).

En esa era pre-internet, solo se podía encontrar información hablando con los oráculos. Y en esas me pase toda mi adolescencia, hablando con expertos salseros que no sólo me proveian información sobre Rubén, sino también me adentraban más y más en ese bello mundo de la música afro cubana. Mientras mis amigos se la pasaban en los clubs de moda, yo iba de antro en antro esquivando borrachos y puñaladas, buscando información, aprendiendo los nombres, el canon. La noche se convirtio en biblioteca, el baile en escritura, la música en palabra.

Era inevitable, aprendí a tocar percusión ligera, luego vinieron los jam sessions con algunos de mis nuevos amigos, finalmente la banda, un pequeño cuarteto de cuerdas y congas, y sin darme cuenta ya andaba con orquesta completa con sección de vientos, bajo, piano, coros y cantante.

Una bella y rumbera etapa de mi vida, que tuve que dejar atrás durante los años de Universidad, aunque la banda se siguió reuniendo los fines de semana solo por el placer de hacerlo y para un público más selecto y reducido...

Uff esto está muy largo, continúo después si no hay problema.